Despedida del Pbro. José Ernesto Ibarra
después de 15 años como párroco de la comunidad
Textos y fotos Pbro. José Ernesto Ibarra Arana
En diciembre 2012 el Arzobispo Monseñor Hugo Barrantes
anunció los nuevos nombramientos de párrocos a nivel nacional, dentro de estos
cambios se encontraba el de nuestro párroco, el padre José Ernesto.
Por esto la comunidad católica de La Carpio, el día 20 de
enero de 2013, quiso realizar una despedida como él merece, la cual dio inicio
con la Santa Eucaristía a las 8am hasta aproximadamente las 2 de la tarde.
Durante la actividad se mostró el cariño del pueblo hacía su párroco, quien por
15 años estuvo con la comunidad. Hubo muchas lágrimas, pero también buenos
deseos para el padre en su nueva parroquia. Ahora la comunidad espera recibir
su nuevo párroco.
El padre José Ernesto quiso aprovechar este medio y nos dejó
estas palabras presentadas a continuación:
“Después de 15 años de prestar mis servicios sacerdotales
como párroco de la Parroquia Santa Catalina de Alejandría y de La Carpio, el
señor Arzobispo me ha enviado como cura párroco de la Parroquia de Santa Ana.
Muchos sentimientos afloran en mi mente y corazón en ese
momento. De todos los sentimientos considero que el más grande es el de
GRATITUD. GRATITUD al Señor por permitirme servirle tanto en Santa Catalina
como en La Carpio y GRATITUD a todos aquellos que me permitieron en estos años
acompañarlos como párroco y a la vez que enriquecieron con su amistad.
Muchas cosas podría decir en este momento, pero me limito a comentar
cinco temas relacionados con La Carpio.
1-
Para mi vida sacerdotal ha sido un enorme regalo
del Señor servir en esta comunidad. Como sacerdote con doble nacionalidad:
nicaragüense-costarricense el Señor me permitió acompañar de la mejor forma que
pude a mis queridos coterráneos y hacer de puente en su segunda patria, por lo
menos, la de sus hijos y nietos. Y a la vez ayudar a abrir el corazón de mis
queridos hermanos costarricenses a esos nuevos vecinos, compañeros de trabajo y
estudio que el Señor ha permitido
traspasen las fronteras buscando un mejor futuro y a la vez enriqueciendo con
todos sus dones a este país.
Por encima de los líos del río San Juan,
reafirmo que ticos y nicas somos hermanos a quienes nos une la historia, la
sangre y la fe.
2-
Doy gracias al Señor en segundo lugar por haber
vivido intensamente aquí en La Carpio el
amor de la Virgen Santísima por esta comunidad. Me voy convencido de esa
intercesión poderosa de la Inmaculada a quien todo lo que
le he pedido a su hijo Jesús, como en las bodas de Cana, (Jn 2, 1-11), me la ha
concedido a través de ella.
Dela Inmaculada obtuvimos a las Hermanas
Inmaculatinas y tantos favores que le pedí.
Junto a la mesa de noche de mi cama siempre tuve en estos
años una imagen de la Purísima y a sus pies una foto aérea de La Carpio, que un
amigo sacerdote piloto me regaló. Al entrar y salir de La Carpio acostumbre
bendecir la sencilla pintura de la imagen de la Inmaculada que está a la
entrada de la comunidad, pidiéndole a la Madre que fuera esa guardiana que
impidiera el paso del mal.
Ahora que me voy, a ella le entrego como
siempre el cuidado de La Carpio, que ésta sea su tierra y su casa para la
gloria de Dios y para bien de todos.
3-
En tercer lugar agradezco al Señor dejar el
“Centro de promoción comunitaria, San Martín de Porres”, esfuerzo de toda la
Parroquia y más allá de ella para bien de los niños, las familias y toda la
comunidad. E l centro San Martín alcanzó en el 2012 la cifra de 120 niños en su
guardería. Lo veo creciendo de la mano de su nuevo párroco de las Hermanas
Inmaculatinas.
Estoy convencido que entre más niños
tengamos fuera de las calles, expuestos a todos los peligros que les amenazan,
tendremos una Carpio más pacífica y serena. No dejemos caer esta obra. ¡Es una
obra del Señor!
4-
En cuarto lugar, alabo al Señor porque nos ha
permitido en este tiempo abrirle un espacio a los jóvenes de toda la parroquia
en los distintos grupos juveniles: Milites Christi, Akáthistos, Magníficat,
Juventud Misionera San Juan Apóstol, grupo Cocibolca y Pastoral del Deporte.
Descubro en todos ellos, la esperanza de la
iglesia y de la sociedad. Jóvenes valiosos llenos de deseos de vivir y de
servir, orgullo de su familia y su comunidad.
A San José le agradezco su inspiración como
padre adoptivo del adolescente Jesús. En cada uno de estos jóvenes varones y
mujeres sigo viendo el rostro del Señor Jesús que nos pide ayudarle en su
crecimiento integral.
¡Jóvenes, ustedes tienen una gran riqueza
que compartir! No caigan en la trampa de los vicios y del libertinaje sexual.
Sus deseos auténticos de ser feliz sólo en el Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida, los
encontraran.
5-
Por último, le doy gracias a Dios haber podido
ser parte de esta pequeña sociedad tan diversa e intensa que es La Carpio, con
su diversidad de grupos, familia y sensibilidades.
Es una riqueza para la ciudad de San José
este rinconcito asentado en un terreno firme, prácticamente una “Roca” ¡Cuanta
vida en este barrio populoso! ¡Cuantos deseos de surgir y luchar!
Los noticieros subrayan los crímenes, yo en
estos momentos de despedida subrayo sus buses repletos de gente trabajadora
aportando al desarrollo de toda la ciudad. En mi corazón queda grabada esta
comunidad a quien quise con alma, vida y corazón y a quien al despedirme le
digo parafraseando el salmo 125 “Los que
sembraban con lágrimas, pronto cosecharán entre cantares” ¡Dios y María
Santísima los guarden!”
Pbro. José Ernesto Ibarra Arana
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